Yo no sé sentir a medias. A mí los sentimientos me llevan por delante, como cuando estás en la playa y viene una ola que no te esperas y acabas con agua, sal, arena y varios arañazos en la cara. Y más, cuanto más tiempo pasa. Y más, si me miras como me miraste tú el último día que nos vimos.
No, no te quiero. No es posible, no te conozco. Pero me muero por conocerte, como dice la canción. Por saber qué desayunas, qué canción no soportas, qué te saca de quicio y qué te llena de paz cuando los días deciden torcerse. Por saber qué injusticias te sacan de tus casillas, cómo ordenas el cajón de los calcetines, cuál es tu color favorito y qué te encanta hacer cuando no te apetece hacer nada. ¿Prefieres series o películas? ¿Dulce o salado? La del frío y el calor me la sé, y desde entonces le doy una oportunidad al verano.
No sé sentir a medias, en seguida me paso de frenada y, de repente, pongo un poco de corazón donde no viene a cuento. No, no quería quedarme toda la noche abrazada a ti en el coche. Quería quedarme más noches. En principio, todas las noches, si me lo preguntas.
Todo el tiempo es corto contigo y cualquier distancia se me hace demasiado larga cuando lo que quiero es sentirte cerca. Tengo la sensación de nunca tener demasiado de ti y, sin embargo, estando tú, no me hacen falta más cosas. Te prometo que jamás nadie me había mirado de la forma en que me mirabas tú ese último día, y también te prometo que me voy a quedar colgada de esa mirada mucho tiempo.
Pero sigo sin poder hablar de quererte, porque sigo sin conocerte. Tampoco me has dejado, siendo honestos, pero no has conseguido quitarme las ganas de saber en qué lado de la cama duermes, si prefieres ducharte por la mañana o por la noche, qué cosas te hacen gritar de emoción, cuál es tu montaña rusa favorita, cuál es tu lugar favorito en el mundo, qué te daba miedo de pequeño y, por supuesto, qué es lo que te da miedo ahora. Y si era verdad que me ibas a echar de menos.
Y si era verdad lo de gustarte del cero al diez, un quince... pero con sentimientos. Sobre todo, eso último.
Porque yo no te quiero, pero podría quererte si te conociera.