Resignación
Te echo de menos. Echo de menos tu inocencia y tu ilusión, las de quien lo tiene todo por delante. Echo de menos el brillo de las estrellas en tu mirada, ese que sólo pueden echar de menos los ojos que se ven todos los días en el espejo. Echo de menos tus palabras bonitas, de algodón de azúcar, y tu capacidad de buscar calma, tranquilidad y oasis en mitad de tormentas que en realidad no existían. Cuando todas las cosas iban bien. Cuando pensabas que podías hacer lo que quisieras y llegar a dónde quisieras, cuando estabas donde querías estar e ibas hacia donde querías ir. Te echo de menos, niña pequeña, niña con suerte, niña con ganas. Echo de menos que te dejes llevar por la felicidad y no por la corriente. No echo de menos tus inseguridades, porque han vuelto de golpe, como un tsunami que me ha arrastrado al fondo otra vez. Me han enterrado en la arena y se me ha metido en los ojos, en la boca, en los pulmones y en el corazón. Volveré a b...