2019.
Se sentó frente al papel en blanco, frente a la vida en blanco, por primera vez sin un guión que marcara por dónde caminar. Muchas veces se había sentido perdida antes aunque siempre había algo a lo que aferrarse o una corriente por la que dejarse llevar, pero ahora no tenía nada de eso. Tenía el corazón roto en tantos trozos que cada uno le decía que tomara un camino diferente, y al final lo único que había hecho era sentarse en el arcén a mirar el tiempo pasar. Hojeó las páginas inundadas de palabras que otras veces habían dado vida a la electricidad que generaba el vacío que sentía en las manos, que habían puesto nombre al nudo que le aprisionaba el aliento en el pecho y que habían gritado como nunca la necesidad de libertad. Hojeó páginas sin tachones porque la vida se escribe directamente a limpio, sin correcciones, pero con gotas de agua y sal de ojos tristes que no se perdonan los errores con facilidad. Leyó sobre soledad y naufragio, sobre...