3. Una decisión
Me he despertado con la evidencia de que no estás -ni vas a estar- subida a mi pecho como un peso muerto que me empuja hacia dentro el esternón. Soy consciente de que no estás -ni vas a estar- porque tú no quieres -ni me quieres- y se me hunden un poco más las costillas y me duele un poco más la vida. Sé que nadie se muere de esto, pero no puedo evitar sentir este agujero negro donde se supone que deberían estar mis pulmones y doblarme un poco sobre mí misma para hacerme más pequeña, un poquito más, a ver si así no me cabe más tristeza ni más vacío dentro. A ver si así no me entero de que el mundo sigue girando a mi alrededor y tengo la excusa que necesito para dejar de girar yo. Me dijiste que no sé quién había dicho que esto no era una mala decisión ni una buena decisión, sólo una decisión a secas. Sinceramente, quiero creer que no piensas eso de verdad, porque significaría que decidiste qué hacer con tu futuro y con el mío como decides por la mañana si eliges la camiseta n...