La última noche sin saber que tú existías.
Una de las cosas que aprendí el año pasado es que lo que parece el fin del mundo la mayoría de las veces no termina siendo el fin del mundo. Que nunca sabes cómo te va a sorprender la vida en cualquier momento. Por ejemplo, como el día en el que me desperté y no sabía que luego te iba a conocer. Como esa noche que fue la última sin saber que tú existías. Intento repetirme eso, que no sé cómo me va a sorprender la vida mañana, ahora que pienso en ti más de lo normal (y lo normal es que piense mucho en ti). Pienso en si me arrepiento o no de las cosas que no sucedieron. Aunque sé que fue la decisión correcta, pienso en si preferiría haberme equivocado o si entonces ahora tendría un peso encima más grande y más cosas a olvidar sin querer olvidarlas. Ya te lo dije, me puede esa energía que desprendes y me contagias con tanta facilidad. Como de sol de verano pero que no quema, la luz reflejándose brillante en la superficie del agua o de olas de mar que embisten con fuerza y a la vez be...