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Mostrando entradas de enero, 2025

La canción más triste del mundo

El 11 de enero de 2015, bajo un cielo insultantemente azul y entre los acordes de una canción de Joan Manuel Serrat insultantemente alegre que sonaban insultantemente alto en mi cabeza, un pedazo del mundo dejó de ser lo que era. A veces, necesitas tiempo y calma para saber el momento exacto en el que las cosas dejan de ser como son y cambian irremediablemente. El 11 de enero de 2015, mientras el sol de invierno se colaba a través de unas cristaleras que preferiría no haber conocido jamás, yo sabía que algo se había roto y que difícilmente tendría arreglo. Ella, tan menuda, que se sentía la persona más pequeña e insignificante del mundo, resultó ser el cemento que mantenía las cosas en pie, quien tenía la carcajada que conseguía que las tinieblas estuvieran todo el rato llenas de luz. Serrat se burlaba sin quererlo diciendo que   podía ser un buen día (y, además, mañana también) sin saber que la vida se quedaba un poco más vacía y cada silla en una casa de Madrid se quedaba un poco...

La chica que cambia el agua a las rosas muertas

Hace tiempo, con el corazón hecho trocitos, me regalaron una rosa en mi cumpleaños y me hizo tanta ilusión que seguí cuidándola, mirándola y cambiándole el agua incluso cuando ya estaba cabizbaja y le crujían los pétalos. Me di cuenta de que soy la chica que cambia el agua a las flores incluso cuando están muertas. Literal y metafóricamente también. Paso las páginas pero doblo las esquinas de mis favoritas para releerlas de vez en cuando. Para paladear las sensaciones bonitas, las palabras que acarician o calman, las palabras de amor o de verdad, las de esperanza y las afiladas que se clavan en la piel, haciéndote daño para curarte, como una inyección o una vacuna. Paso las páginas pero doblo las esquinas hasta que el libro se acaba deshaciendo entre mis dedos de puro agotamiento. Cambio el agua de las flores muertas hasta que el terciopelo se vuelve áspero y reseco, ya no hay rastro del olor y sólo me quedan hojas marchitas en las manos al intentar acariciarlas. De momento, voy a camb...