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Mostrando entradas de julio, 2024

Julio.

Desde hace un tiempo he repetido que el mes de julio sólo trae cosas malas. Siendo sincera, sólo fueron dos los julios que me dejaron hecha un trapo tirado en el asfalto madrileño al sol. En verano, Madrid se vacía y aquellos julios el vacío lo sentí hasta los huesos. Sin embargo, ya no estoy tan segura de eso.  Empiezo a pensar que en julio pasan cosas que cambian el camino que voy siguiendo. A veces es una piedra con la que tropezar, a veces un rayo que me atraviesa entera y no me deja respirar. Otras veces, es un puente por el que cruzar de una orilla a otra. Y otras, todavía está por saber. Por primera vez, no me da tanto miedo lo desconocido, no me da miedo que descubran que no valgo nada ni me da miedo descubrir que no soy capaz. Por primera vez, y sin creérmelo demasiado aún. Pero sigue siendo verano. Me sigue asfixiando el calor y me sigo despertando a las tres de la mañana con el cuerpo empapado de sudor y la almohada de sueños que no son pesadillas, pero ojalá lo fu...