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Mostrando entradas de agosto, 2024

De vocación, miedosa (tú puedes).

Persona con miedo a tomar decisiones por pánico a equivocarse toma una decisión y se equivoca.  Últimamente pienso mucho en cuando, en los primeros años con carnet de conducir, me daba tanto miedo que bajar en ascensor al garaje me ponía nerviosa y al bajarme del coche tenía agujetas en las piernas de la tensión que me producía. Ahora, conducir yo sola con la música muy alta y cantando a gritos es una de mis cosas favoritas del mundo. Pero me queda muy lejos ese triunfo ahora. Ahora, hay encima de mi pecho sensaciones que se asemejan a la aleta de un tiburón acercándose en zigzag, recordándome que esa presión tan específica en el esternón es una vieja amiga poco amable y avisándome de que tengo que ir saliendo de este mar con bandera roja. Pero también me queda muy lejos la salida ahora mismo. Y, además, está eso otro. El miedo más profundo, que repta por el asfalto como la niebla en una novela de Zafón y se cuela entre la ropa, congelándome los huesos hasta en el día más caluroso ...

Sueño de otra noche de verano.

Una hamaca bajo un sol que no quema, una brisa suave y una caricia en el pelo. El beso de la yema de unos dedos sobre una piel que se eriza, el roce de unos labios con mi hombro y el baile de una risa con la mía. Cierro los ojos bajo la luz dorada y respiro la calma de un abrazo que siento como el lugar más seguro del mundo. La vida parece más fácil mecida entre palabras bonitas y carcajadas que suenan a agua fluyendo entre dos pares de piernas enredadas. El aire es música suave y unos dedos bailan con los míos en una danza tranquila que se intercala con un zigzag en mi espalda, rozándola sin rozar, adueñándose de ella entera.  No quiero perderme ni un segundo de la magia de este momento. Y, entonces, me despierto un poco triste.