Trece más uno.
No sé por qué, el catorce se anuncia totalmente diferente a los demás. Aunque simplemente sea porque este año no ha habido balance de lo bueno y malo, y sí propósitos de vida nueva. Todo al revés.
El trece ha sido tan extraño... Era el trece, así que tenía las expectativas por las nubes desde el principio. Una montaña rusa de 365 días, aderezada con música, carcajadas, lágrimas, días grises, días rosas y días del verde de sus ojos. Ha habido luces, medias luces, y días un poco negros.
Pero ha habido gente maravillosa... Que ya estaba, que ha aparecido por casualidad. Que hace cada día un poco mejor, que sopla palabras que vuelan el miedo. Que te dan un abrazo, que alargan la conversación un poco más, sólo porque estás asustada.
Y después de las doce campanadas, por una vez te esfuerzas en pensar que las cosas pueden cambiar de un día a otro. Te propones ponerlo todo de tu parte, ir a por todas, poder.
A lo mejor, aunque no sea el número más bonito, este año es distinto a los demás.
Comentarios
Publicar un comentario