Llamada desesperada de auxilio.
De repente, un día,
precipicio.
Caigo, pero no aterrizo,
no hay, siquiera,
un suelo contra el que estrellarme.
Sólo caigo.
Grito
de furia, de dolor,
de impotencia.
Pero tampoco me quedan fuerzas,
sólo para caer.
Nada tiene sentido,
ni siquiera estos versos chapuceros
que improviso
como una medida desesperada,
un grito de auxilio,
una vía de escape entre tanta caída.
Nadie sabe el miedo que tengo,
lo encierro en un jarrón.
Pero, a veces, se desborda como un río
y ruge furioso
y me ahoga.
Y se me ha olvidado nadar.
Tal vez no te des cuenta
pero llevo todo este tiempo sujetando tu mano
con la fuerza que no me queda para respirar
y cada noche,
al dormir,
te imagino a mi lado, y te abrazo
para que me sientas allí.
Todos los días pido
por despertarme mañana de esta pesadilla,
pido para que,
en lo que dura la caída
se abra
ese par de alas de cristal
que me ayudaste a coser en mi espalda.
Mañana me escocerán los ojos
lo mismo que ahora me escuece la vida
y me dolerá la cabeza
igual que ahora me duele el no saber
si me voy a terminar estrellando
o si podré lanzarme a volar
e ir a buscarte
y llevarnos lejos.
A las estrellas.
precipicio.
Caigo, pero no aterrizo,
no hay, siquiera,
un suelo contra el que estrellarme.
Sólo caigo.
Grito
de furia, de dolor,
de impotencia.
Pero tampoco me quedan fuerzas,
sólo para caer.
Nada tiene sentido,
ni siquiera estos versos chapuceros
que improviso
como una medida desesperada,
un grito de auxilio,
una vía de escape entre tanta caída.
Nadie sabe el miedo que tengo,
lo encierro en un jarrón.
Pero, a veces, se desborda como un río
y ruge furioso
y me ahoga.
Y se me ha olvidado nadar.
Tal vez no te des cuenta
pero llevo todo este tiempo sujetando tu mano
con la fuerza que no me queda para respirar
y cada noche,
al dormir,
te imagino a mi lado, y te abrazo
para que me sientas allí.
Todos los días pido
por despertarme mañana de esta pesadilla,
pido para que,
en lo que dura la caída
se abra
ese par de alas de cristal
que me ayudaste a coser en mi espalda.
Mañana me escocerán los ojos
lo mismo que ahora me escuece la vida
y me dolerá la cabeza
igual que ahora me duele el no saber
si me voy a terminar estrellando
o si podré lanzarme a volar
e ir a buscarte
y llevarnos lejos.
A las estrellas.
Comentarios
Publicar un comentario