A ti, 2018.
Gracias.
A ti, 2018, por haber sido oasis y paz después de la guerra de 2017, por haber sido abrigo después de la helada y por haber sido calma después de tantas tormentas.
A ti, por haber sido refugio cuando nada más lo era, por permitirme aferrarme a las cinco barras de tus pentagramas cuando me estaba cayendo. Por ser canción de cuna cuando las pesadillas no me dejaban dormir, por hacerme temblar de emoción. Por obligarme a no pensar en últimas veces.
A ti, por hacer la rutina menos rutina, por acompañarme en este último (¡ultimísimo!) tramo de cuesta arriba, por llorar conmigo aun sin saber por qué lloraba yo, por ser el empujón que a veces me hace falta y por ser apoyo cuando el optimismo dice que ya si eso otro día. Por querer que salga el sol aunque a mí me guste la lluvia, por "venga, pero inténtalo, que no pierdes nada".
A ti, aunque seas más fugaz de lo que yo quisiera, por valer más de lo que piensas y merecer mil millones de veces más de lo que crees.
A ti, por ser la sorpresa del 2018 tanto tiempo después. Por estar todo el rato, aunque no lo parezca, por merecerte todas y cada una de las cosas buenas que te pasen. Porque "hay personas tóxicas y personas medicinales" y tú (chistes aparte) eres posiblemente la persona más medicinal que conozco.
A ti, por ser Pepito Grillo, Hada Madrina y princesa de cuento a tiempo completo. Por ser la estrella a la que le pido todos los deseos, por ser fuerza, valor y luz. Por ser verdad aunque duela y ser tirita cuando duele, por ser terremoto y salvavidas.
A ti, por no fallar nunca, por ser mi número de la suerte, mi gran premio, la mejor compañera de vida que podía haber imaginado jamás.
A vosotras, que no vais a leerlo, por ser, por estar, por todos los días, por todo, a pesar de todo, por la energía, por la risa, por la vida. Por ser hogar.
A ti, que me llevas a la Luna sin salir de la Tierra, a ti, sueños cumplidos. A ti, que te hundiste y resurgiste, que pudiste, que volviste. Por las carcajadas y los besos que me arrancas, por los abrazos que ponen en pausa todo alrededor, por marcar el paso del tiempo con el pumpum de tu corazón en mi mejilla. Por ser tú, por quererme así, por hacerme sentir así. Porque contigo cualquier sitio es mi París y cualquier lugar es un barco de noche por el Sena.
Y a ti. Por quererte más hoy que el diciembre pasado, y el diciembre pasado más que el anterior. Por coger los complejos y tirarlos a la basura, por tener miedo y no frenar. Por darte otra oportunidad las veces que hagan falta. Por pensar en ti. Por el tesoro que tienes al buscar y registrar todas las cosas buenas que te pasan. Por llorar de alegría con la alegría ajena. Por haber cambiado tanto, por sentirte orgullosa de ti. Ojalá todos los 31 de diciembre puedas mirar atrás y ver cuantísimo has crecido. Ojalá no dejes de crecer nunca. Sobre todo a ti, gracias.
Gracias, 2018, y gracias a ti si has formado parte de él.
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