Más...

Te juro que no lo hago aposta, que, por masoca que suene, me gustas, me gusta quererte. Puedo mirarte y darme cuenta de lo aparentemente normal que eres. Silencio. Pensativo. Como cualquier otra persona pero tú. Los defectos me salen solos, con tanta facilidad como el cariño. Pienso en ti, en cosas que jamás pensé que pensaría y cuando estoy apunto de sonreír sin venir a cuento, te mueves un poquito, dejándome la sensación de que podías leerme la mente, y tu mano queda a pocos centímetros de mí...  Nunca me había fijado (teniendo tus ojos...). Nunca lo había tenido demasiado en cuenta, pero es la mano que quiero coger, que quiero acariciar, que quiero que me acaricie. Ahora que no puedo perderme en tus ojos, me pierdo en tus manos, metafóricamente, claro.
Me repito cuando digo que cuánto más te miro más poco fuera de lo normal me pareces (a excepción de tus ojos), pero que cuánto más te miro más me gustas, más me encantas, más te quiero, más especial eres, más perfecto es todo y más bonitos son los días. Y vuelvo a repetirme, porque no te queda claro: me gustas, te quiero, te adoro, me vuelves a gustar y te quiero un poco más.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contracorriente

Impuntualidad.

La canción más triste del mundo