Musique (9.7.11)

Es genial, increíblemente genial, te encanta. No es lo mismo, no es lo de siempre, no hay más voces, sólo la tuya. Tampoco es la misma persona la que arranca la melodía del piano pero da igual. Porque sólo importáis las notas y tú, si acaso, algunas palabras. Eres consciente de que te vas olvidando de todo, poco a poco, al ritmo de una canción. Podría acabarse el mundo y no pasaría nada. Te das cuenta de la increíble sensación que te produce algo tan sencillo como cantar y te reprochas esa tontería que te impide hacerlo más a menudo. "Al cantar me puedo olvidar de todos los malos momentos, convertir en virtud defectos"

Un poco más tarde, de nuevo, la melodía de siempre. La recordabas a toda velocidad, acelerada, como tu vida últimamente, y piensas en ti hace apenas un año. El piano te hace recordar mil cosas en tiempo récord... Pero tienes la sensación de que podrías vivir siempre si sonase de fondo alguna canción de esas que esconden dentro trocitos de ti.

En Oxford, a 9 de julio, 2011.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contracorriente

Impuntualidad.

La canción más triste del mundo