15 días, Navidad, y recuerdos.
"-¡Natalia abre que hace frío! –gritaba Javi.
Alicia le miró un poco incomodada por la situación.
-¿Por qué nos ha encerrado? –preguntó ella.
-No va a abrirnos hasta que no te diga lo mucho que me gustas.
-¿Y qué vas a hacer? –le miró sin atreverse a respirar.
-Pues supongo que decirte que me gustas muchísimo, que te quiero, y que para mí fue como un regalo de Navidad encontrarte en San Ginés.
-Entonces dímelo.
Se mordió el labio con suavidad mirándola fijamente.
-Alicia, me gustas. Me gustas muchísimo y desde hace bastante tiempo. Creo que te quiero. No, no lo creo: lo sé. No esperaba encontrarte allí el día de Navidad, aunque lo deseaba con todas mis fuerzas. Quería verte, quería que alguna casualidad me diera una excusa para decirte esto: te quiero, te quiero mucho, te quiero más de lo que pensaba que podía querer".
Lo que tiene buscar entre papeles escritos hace años. Dos años. Conversaciones bonitas al frío de una terraza en pleno invierno, o llamadas telefónicas a las tantas de la madrugada en las que, hasta quien no siente nada dice "te quiero". Nunca pasó, y aunque pasase ahora, ¿qué más daría? Te pasaste dos años al frío de una terraza en pleno invierno, despierta todas las madrugada con el móvil apagado, por si llamaba. Por fin has dejado la fría terraza. Ya no es invierno y ha salido el sol. Como si hubieras aprobado la asignatura que tenías pendiente sin saberlo. Ahora las madrugadas se llenan de sueños, sueños bonitos, sueños de planes, de ganas. Sueña, sueña, sueña todo lo que quieras. Ahora sí.
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