La mecánica del tiempo.
El paso del tiempo es una locura que enfría las hogueras que más ardieron y derrite los más grandes glaciares. El tiempo hace que se marchiten las hojas de los árboles y da vida a los pétalos de las flores.
El tiempo lo vuelve todo del revés.
El tiempo hace que el pájaro que vuela tenga que volver a posarse en alguna rama, y que aquel que nunca se ha atrevido a volar por fin salte al vacío y extienda las alas. El tiempo hace que te vayas, y luego te trae de vuelta.
El tiempo...
No sabe medirse solo, no entiende de la velocidad de mi pulso mientras te espero dos minutos, cuando llevo tanto esperando. No sabe que los últimos dos metros son más largos que todos los kilómetros. El tiempo sólo se acuerda de la mecánica de segundos girando alrededor de engranajes precisos... el tiempo no tiene ni idea de sí mismo.
Mi tiempo...
Se olvida a cada instante de lo que son los relojes, si las agujas de tus manos son las que cosen, suaves, tu piel y la mía. No sabe qué es que tu cuerpo y mi cuerpo encajen como engranajes al abrazarse, pero sin la frialdad de lo mecánico.
Tú midiendo mis tiempos.
Lo único mecánico entre nosotros es el vuelo de las mariposas que se alza en cuanto tú me miras, el brillo de mis ojos cuando te ven. Mecánico es este hormigueo ante tu voz, tu olor... Mecánico es que te rías y me baile el corazón.
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