Luz, sol, lluvia, chocolate.

Cielos encapotados por un par de nubes, y un par de caricias en un par de mejillas encendidas. Caricias suaves, calientes, que apenas duran un par de segundos, por sorpresa. Y luego, gotitas de lluvia, de esas que apenas mojan, pero llueve y es suficiente para sonreír. Y luego un par de besos en el mismo par de mejillas, pero de un par de labios de distinto dueño que el par de manos que acarician. Y más tarde, más lluvia y paraguas cerrados. Él va a estar solo, añades que tú estarás sola y él lo niega "No, estoy yo". Canciones susurradas con voz rota fingida. "Eres luz, eres mi sol...". Más tarde, y otra casualidad, y parece una visión. Y otro par de besos en el mismo par de mejillas por el mismo par de labios de antes. Pero ahora, además, el olor de la lluvia se mezcla con su olor a chocolate, aunque sólo dura un instante. Un instante de locura, que raya un poquito más el limón y enreda las letras de la palabra AMOR.


Un par de instantes de locura, nada más.

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