Time goes by.
Casi, casi, ha pasado un año desde que con un poco de locura y otro poco de no saber lo que estaba haciendo, cogí un avión con una maleta para tres semanas. Hace casi un año alguien llamó a la puerta de mi habitación cuando yo me sentía un poco sola, un poco perdida. Y ese alguien, con C de corazón, con C de cielo, con C de cariño, se quedó, para las tres semanas que seguían. Se quedó, con la R, las dos A y la S que la acompañaron. Que recorrieron juntas las calles de Oxford, riéndose, cuidándose, queriéndose mucho. Prometiéndose no olvidarse.
Hace casi un año nos contagió la locura danesa de una rubia, la ternura de una chica altísima que andaba sólo con calcetines y las bromas suecas de un "torero" de ojos azules. Hace casi un año del acento sevillano y del acento londinense de dos hermanas mayores. Del piano blanco de un escaparate y del piano que se llevó el miedo escénico. Hace casi un año de pedir billetes de autobús al city center. Hace un año del 'this place about to blow'.
Hace casi un año, y a veces dudo si fue un sueño u ocurrió ayer. Fue hace casi un año. Hace casi un año empecé a ser la persona más feliz del mundo. Hace casi un año.
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