Dulce y caliente como un beso.

Un día de esos normales, en los que acabas cansada de no hacer nada, en los que dices en voz alta lo que no querías reconocer. Días impregnados de olor a frambuesa, a chocolate, y a esa otra cosa que no sabes lo que es pero que te encanta, y se llama "él". Y esa otra cosa que no sabes lo que es pero que te encanta hace cantar al piano. Fuerte, rápido. Precioso. Y además esa canción...
Y durante unos minutos no eres dueña de ti, la música te arrastra. Su música te arrastra, te lleva, se lleva las dudas. Y sólo estáis los tres: la música, él y tú. Cada uno a vuestra manera os dejáis envolver, seducir... Y a escondidas, sin que él se entere, tú piensas lo bonito que es querer en clave de sol.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contracorriente

Impuntualidad.

La canción más triste del mundo