Uno.

Sabes de sobra que tu voz, tu mirada, tus caricias o tu risa bordan alas en mi espalda y e hacen volar, contigo. También el tiempo tiene de esas alas tuyas, y también el tiempo, mi tiempo, vuela contigo. Vuela, como vuela un año, como doce diecisietes. Como cada despedida y cada reencuentro, en ese orden. Vuela la sonrisa de mi boca, las tres arrugas en las comisuras de mis labios, vuelan también contigo por el cielo. Vuelan cuando las rozas, o cuando mi mano, en el bolsillo del abrigo, roza sólo una flor y no dos. Porque la otra va contigo y un beso. 
Eres la melodía de una canción que se compone a sí misma a la vez que acaricia mis oídos, las palabras de esa historia que no terminará mientras haya una promesa que debamos cumplir, y una de nuestras promesas no se termina de cumplir nunca, porque se cumple siempre.
Te quiero, Ricky. 
17.12.11.

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