Cuando tú no estás echo de menos los abrazos.

Tu voz, tu presencia y tus ojos, lo llenan absolutamente todo, no dejan espacio para nada más, mucho menos para cosas malas. Iluminas los rincones más oscuros aunque sea a media luz, porque así nos basta. Pero cuando no estás...

Cuando tú no estás el mundo se cierra un poco y se hace más pequeño, aunque lo suficiente para que estés lejos. Cuando tú no estás, no quiero la media luz porque no tiene ningún sentido sin ti. Pero lo peor de cuando tú no estás es que echo de menos los abrazos. Los tuyos y todos, los de verdad. Los abrazos que duran lo suficiente como para darte cuenta de lo bonito que es. Los abrazos en los que los corazones se escuchan y casi se tocan. Los abrazos en los que me quedaría a vivir, en los que me perdería  y me daría igual que nadie me encontrara, porque estaría justo donde quiero estar.

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