Diez.
Hace diez años, una niña de nueve cenaba viendo una película cuando sonó el teléfono. Al otro lado, una voz entrecortada apenas dijo una veintena de palabras. Pero la niña de nueve años se olvidó de cenar, y se olvidó para siempre de la película que estaba viendo, desterrándola al fondo de un cajón. La niña de nueve años sólo se acordaba de llorar.
El tiempo desde entonces ha volado, pero cada seis de noviembre, la que entonces era una niña vuelve a empequeñecer, la almohada de moja otra vez, y todo parece demasiado grande.
Parece grande tu recuerdo, aunque apenas esté casi reducido a cenizas, consumido por el tiempo como el tabaco se consumía en tus labios. Parece grande todo lo que te echo de menos, aunque este "grande" se quede pequeño comparado con la realidad. Parecen grandes los segundos, el tiempo, el siempre y el nunca, aunque hayan pasado diez años sin ti y me sienta exactamente igual. Parecen grandes mis ganas de llorar, y créeme que lo son, aunque todavía pueda contenerlas.
Seguirán pasando los años, y cada seis de noviembre será un mazazo más, la desesperación de apenas recordarte y de querer recordarlo todo.
Te quiero muchísimo, de aquí a que pasen cien años.
Comentarios
Publicar un comentario