Perdido el Norte.

Siempre podemos dejarnos llevar, pasar por la vida como si fuera un paseo, un atardecer. Podemos buscar un camino y seguirlo hasta el final sin mirar a los lados, y entonces nos perderíamos todos los colores que pintan el cielo, y también nos perderíamos el riesgo de perdernos. 

Podemos buscar una brújula para encontrar el Norte que hemos perdido, un Norte que no es un punto cardinal. Una brújula para encontrar la calma. 

Pero, y qué pasa si encuentras la calma justo en el ojo del huracán...

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