Sonrisas de sobresaliente.
A veces la vida termina por perder el poco sentido que tiene. Todo se vuelca, y da vueltas, y gira y se ríe y sonríe mientras te mira. Y qué vas a hacer, sino cantar. Pero cantar sin temblar, bajito pero que te oiga. Cantarle a la vida para que se maree más, para que dé más vueltas, para que te repita que cuando dices las cosas en voz alta se hacen realidad.
Las cosas vuelven a su sitio, siempre lo hacen. Las canciones no duran para siempre, no digamos las que no se cantan hasta el final. El viento se serena y todo vuelve a su lugar. Pero la vida ha sonreído y se ha reído. Y qué risa y qué sonrisa más bonitas tiene.
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