Let's read the world.
Un avión cruzó el cielo. Quién sabe a dónde estaría yendo, qué destino esperaría al otro lado de tanto azul. Alzó una mano hacia las nubes y las yemas de sus dedos rozaron la estela que el aparato dejaba tras de sí. Ojalá pudiera aferrarse a ella y volar a dónde quiera que le llevase, pero se encontró anclada al suelo.
Miró a su alrededor. Siempre había pensado que, si el mundo era tan grande, era porque había que recorrerlo entero. Que nunca se habrían leído suficientes libros ni visitado suficientes lugares. Y ahora, pegada a una ciudad que la había desenamorado, cada tren y cada maleta le emocionaban y le encogían el corazón un poquito.
Cada rincón tenía su encanto, y el alma, y sus ojos, le pedían descubrirlos todos. Las ciudades, los países, sus paisajes. Las pinceladas irrepetibles de cada uno de ellos. Los colores, los sabores, los sonidos, sus músicas.
Devolvió la vista al cielo cielo, y la estela del avión empezaba a borrarse ya. Se miró las yemas de los dedos con las que había soñado acariciarla, y deseó tener alas para volar, a cualquier lugar del planeta que le quedara por explorar.
Cada rincón tenía su encanto, y el alma, y sus ojos, le pedían descubrirlos todos. Las ciudades, los países, sus paisajes. Las pinceladas irrepetibles de cada uno de ellos. Los colores, los sabores, los sonidos, sus músicas.
Devolvió la vista al cielo cielo, y la estela del avión empezaba a borrarse ya. Se miró las yemas de los dedos con las que había soñado acariciarla, y deseó tener alas para volar, a cualquier lugar del planeta que le quedara por explorar.
"El mundo es un libro, y aquellos que no viajan leen sólo una página".
San Agustín
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