Vueltas...

Raro. Increíblemente raro. Lo echabas de menos. Es de ese tipo de cosas que no haces a menudo, que pasan cada mucho tiempo (un par de años), pero que, cuando pasan, son increíbles. Introducción: un par de días de nervios y paranoias, y el día en cuestión, ataque de histeria. Supones que será cosa del propio encanto, que sin esos malos tragos previos no sería lo mismo. Último minuto, y el corazón a mil. Y llega el momento, en el que todo desaparece. Buscas caras, pero afortunadamente está lo bastante oscuro como para que sólo puedas distinguir dos o tres.
Sales y das un giro de 180 grados.

Piensas y sientes como otra persona... gritas, gritas lo que te gustaría gritar al bajar del escenario. Habías hecho un mundo de esto, querías que llegara, y ahora piensas que ha pasado demasiado rápido. Que podrías haber esperado unos días más, con esos nervios, esas ganas.

Piensas que podrías estar eternamente ahí encima, repitiendo de memoria frases de gente que no eres tú con una vida generalmente más interesante, intensa o subrealista que la tuya. Qué más da... sus frases o detalles geniales estarían muertos en palabras impresas si tú no les dieras vida. Las luces de los focos, son cutres y te dan de lleno en los ojos, pero no molestan, gustan. Los aplausos hacen que valga un poco más la pena. Pero sabes que lo harías también si no los tuvieras.

Puede que esta sea la última vez, con suerte, la penúltima... pero siempre ha valido, vale y valdrá la pena, porque esta vez ha sido mejor, porque ha sido más increíble y más rara. Ah, y a lo mejor, también por que las dudas se fueron con los nervios, y ahora todo es mejor.

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