Aquellas pequeñas cosas

Ese tipo de cosas que sabes que van a terminar pasando, pero que no te da la gana creerte. "No tiene porqué, no pasará". Claro, genial, muy inteligente, como si unos cuantos kilómetros y un par de meses de ausencia pudieran borrar prácticamente dos años de ti. Pero parecía que la cosa iba bien, ¿no? Las canciones habían empezado a hablar de personas distintas, de "fuiste", de pasado. Ahora, de repente, el aire huele diferente, huele como siempre, y los saludos duran dos milésimas de segundo más para empaparte de ese olor. Olor que vuelve como un golpe de ola, como un vendaval, sin avisar. No es exactamente como antes, por supuesto que no, sabías que era imposible que todo fuese como si no hubiera pasado nada. Pero es, y punto. O al menos, pretende serlo. Y no quieres, no te gusta. Ahora las canciones cuentan historias de gente que quiere olvidar... y no puede. ¿Por qué nunca pueden? Tú quieres poder. Aunque en el fondo no sabes si es mejor o peor, quieres poder.


"Uno se cree
que las mató
el tiempo y la ausencia.
Pero su tren
vendió boleto
de ida y vuelta.

Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.

Como un ladrón
te acechan detrás
de la puerta.
Te tienen tan
a su merced
como hojas muertas

que el viento arrastra allá o aquí,
que te sonríen tristes y
nos hacen que
lloremos cuando
nadie nos ve".
Joan Manuel Serrat.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contracorriente

Impuntualidad.

La canción más triste del mundo