"No me importaría que fuera para siempre".
Tal vez, sólo tal vez, los planes descabellados, sin sentido, los de arriesgar, los de tener todas las de perder, los de cruzar un precipicio por la cuerda floja sean los mejores, los que valen la pena. Como las miradas que se cruzan en el aire, a kilómetros de distancia, como mirar la luna y pensar "es la misma luna que se ve allí". Como esas tonterías. Como esas cosas tontas, estúpidas, geniales, que te hacen sonreír de manera tonta, estúpida, genial. Y sabes que esto, lo que pasa ahora, no vale para siempre, que pueden pasar mil cosas porque la vida es una (maldita) peonza, para bien o para mal. Pero es que si te lo propusieran, aceptarías sin pensar el plan descabellado de mirarle siempre, siempre siempre.
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