Dancing through the fire.
Tal vez, para cuando te das cuenta ya te has abrasado, pero no importa. Al menos lo sabes, un huracán se ha llevado la venda que tenías en los ojos y has visto que estabas bailando en mitad del fuego. Y asusta, tanto rojo, tan caliente, tan dañino. Casi hasta malvado.
Te miras la piel y está llena de marcas, y de golpe, vuelve a arder. Quema tanto que es imposible cerrar los ojos, imposible volver a cerrarlos después, imposible hacer como que no ha dolido.
Pero puede que sea preferible una última marca de fuego a seguir bailando en medio de todo ese continuo ardor.
Comentarios
Publicar un comentario