Palabras que bailan en medio de una melodía.

Érase una vez, una chica que adoraba cantar. 

Pocas cosas le gustaban más que notar como brotaban las notas de su boca, como las palabras significaban mucho más porque bailaban en medio de una melodía.

Y la chica cantaba. A solas, cuando no la escuchaban.

Cada vez que tenía que cantar en público, temblaba. Le temblaba la voz, las manos, las piernas. Temblaban las palabras y las notas, temblaba la melodía.

Un día, apareció un piano.

Y el piano cantaba cuando los ojos verdes le acariciaban. Del piano brotaban notas, y las palabras querían ser cantadas, querían bailar en medio de la melodía.

Y las palabras brotaron.

Sin saber cómo, sólo temblando un poco de emoción. Bailaron palabras tristes en medio de una melodía triste, pero que a la chica le supo a un pequeño triunfo. Y todo gracias a unos ojos verdes, que acariciaron un piano, que pasaba por allí.

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