Cuestión de imaginación.
Podría imaginar que no es once de enero. Imaginar que es cualquier otro día, de los que no significan nada. Imaginar que es enero del 2003. O mejor, de mucho antes. Imaginar que sigues aquí. Imaginar que vienes a los conciertos de coro. Imaginar que puedo dedicarte la canción que tengo guardada para ti. Imaginar que no intento no llorar mientras escribo y no lo consigo. Imaginar que no te echo de menos. Imaginar que no hay humo que empañe recuerdos, ni cigarros que consuman el tiempo. Imaginar que soplas tus setenta y tantas velas y pido yo el deseo por ti. Querría que estuvieses conmigo otra vez. Querría no estar escribiendo esto. Querría no intentar no llorar porque no te echo de menos porque estás. Pero no estás, no hay velas ni deseos. Aún así, un año más, felicidades.
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