Jugar a ganar.

Tirar los dados y que salga lo que quieres. Jugar a las cartas con el as de corazones. Saber que, pase lo que pase, no vas a salir perdiendo, porque tienes un as en la manga con nombre, apellido y ojos verdes. Y con él nunca vas a perder.

"¿Quieres que juguemos los dos a este juego rarísimo que se llama vida? Hasta que termine la partida, y después, también... Un juego en el que tú y yo ganamos".  

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