Escribir.

Ójala se acabaran los folios en blanco. Que todo el papel del mundo estuviera rasgado por los surcos de la tinta. Surcos por los que corren vidas. Corren sueños, alegrías, lágrimas amores y desamores. Corren ganas de vivir, de dejarlo todo, de terminar historias y empezar historias nuevas. Los cuadernos no serían cuadernos, serían cada risa, cada respiración de quién lo ha dejado ahí escrito. Serían mini-cuentos. Unos terminarían bien, otros mal. También serían trozos de papel llenos de planes, de personas, de sentimientos. De pasados recordados y futuros imaginados. De presentes. Por el momento, yo mis folios de presentes y futuros los voy llenando con muchos tús y muchos yos, con muchísimos nosotros.

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