Maldito bendito momento.
Maldito momento en que las ganas cogen y se van sin dejar una nota avisando de cuándo pueden volver. El momento en que el nosequé gana la partida a todo lo que sé. Maldito ese momento. Y bendito también, porque cuando yo no tengo ganas de estar, llegas tú, aunque nadie más te vea. Te sientas a mi lado y me abrazas, suave. Me dices que no es nada. Lo niego. Insistes, con un beso. Abro lo ojos, me aprietas la mano fuerte y te vas. Pero las ganas han vuelto, tal vez no todas, pero las ganas han vuelto contigo.
Comentarios
Publicar un comentario