Tú haciendo música en mí.

De sobra sabes lo loca que me vuelven los pianos. Y los pianistas, y sus manos. En otra vida, tal vez, me gustaría ser piano, y que esas manos que tanto adoro me acaricien, y me arranquen música del corazón. Que pulses la tecla exacta que mueva la cuerda precisa para hacerme cantar la melodía más bonita que existe.

Pero si lo prefieres, también podría querer ser guitarra, y que mis cuerdas tiemblen enloquecidas si tú las rozas con las yemas de los dedos. 

Y, si lo prefieres, puedo ser lo que quieras. Lo único que le pido al amor es que me saque música de dentro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contracorriente

Impuntualidad.

La canción más triste del mundo