Diecisiete más uno.

No vengo con magdalenas y velitas, ni sorpresas, ni regalos, ni nada de eso. Ni siquiera con un poco de inspiración, pero todo es ponerse, espero.

Y como no tengo nada que regalarte, sólo me queda darte las gracias, otra vez, por todo, de nuevo:

Por cuidarme, por quererme, por estar pendiente de mí, de cómo estoy, de qué me pasa. Por arrancarme sonrisas que flotan entre lágrimas, por cada abrazo, beso o caricia. Por ti, por derretir, con tus rayos de Sol, cada mal recuerdo pasado. Por ser el mejor "hoy" que mañana rememore como el mejor "ayer". Por siempre. Porque te quiero: mucho, mucho, muchísimo.

Felicidades, amor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contracorriente

Impuntualidad.

La canción más triste del mundo