Nightmare.
¿Qué? No, no puede ser. Miedo, y angustia, y pánico. "Por favor, no, por favor, hazlo por mí". Más miedo, alguna lágrima y correr. Correr, correr más; rápido, sin pensar, y llorando. Y más tarde, la voz de un hada madrina suena en tu cabeza y te dice "no lo dejes nunca". Nunca. Y todo pánico, todo miedo, se transforma en la angustia de no llegar a tiempo, de bajar unas escaleras que nunca terminan, de una espiral eterna que te retiene y te aleja del abrazo que necesitas como el aire.
Y apenas a dos pasos de ese aire despiertas, con esa inconsciencia que no te deja distinguir una pesadilla de la vida real. Tranquila, respira, todo es mentira. Todo. Salvo ese abrazo tan necesitado. Ya pasó. Tranquila. Sólo hacen falta las palabras adecuadas, que actúan como abrazo igual. Y esas palabras siempre llegan. Siempre, porque nunca dejarás que se vayan, porque no podrías vivir sin ellas.
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