Flashback.

Frenas y te das cuenta de dónde estás y cómo estás.
Hoy, he podido al fin frenar y ver en qué punto me he varado. 

Estoy en algún punto de hace tres años, con una angustia que me asfixia en el pecho, aferrando en la mano muy fuerte una carta escrita en hojas pequeñas. Aferrando tus palabras como si nunca más fueses a dármelas.

Has vuelto a ser ese algo imposible, ese algo que a mí nunca me pasa. Esa historia demasiado bonita para ser yo quien la viva. Han vuelto a temblarme las manos de nervios sólo porque se me ha ocurrido acordarme de ti.

Me siento otra vez con la garganta oprimida, muriéndose por decir lo mucho que te quiere, lo mucho que te necesita. Lo mucho que llora por tenerse que callar. Vuelvo a golpear al aire de impotencia, vuelvo atrás.

Tengo el alma tan llena de amor que se desborda y me inunda el corazón y me inunda el cuerpo. Tengo tanto amor que no puedo darte que me desbordo entera y se me escapa salado por los ojos, se escapa en lágrimas y acarician sin piedad mis mejillas.

He frenado y me he visto, pero a ti no te he visto.
He frenado, y al releer la historia más bonita, he creído que nunca ha sido más que un sueño.

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