Ya basta.
Hoy todo el mundo habla demasiado y demasiado alto, y lo único que quiero es que todo esté en silencio. Hoy todo el mundo sorbe la sopa y hace mucho ruido. Hoy todo se llena de palabras y planes y lo único que yo quiero es que todo frene y se calle y se calme.
Que no, que no me quedan fuerzas, estoy cansada, que no me quedan ganas y no me apetece buscarlas. No me quedan sonrisas, la fuente está ya seca. Sigo escalando sin pararme a pensar si merece ya la pena, porque si lo hago sé que saltaría y me dejaría caer.
Ni me convence este presente ni mucho menos lo que viene. La perfección de mi pretérito y lo imperfecto de mi futuro; la diferencia en la segunda persona del singular.
La única apuesta por la que lo arriesgaría todo.
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