Incendio.

Cerré los ojos y me acordé de los tuyos. Estaba distraída, no lo vi venir. Y pensé que desde entonces no he vuelto a ver un verde como aquel, que dudo que existan unos ojos que le alcancen. A mí ellos me han alcanzado de lleno. Eran mi paisaje favorito, un laberinto donde adoraba perderme, y un día los cerraste para mí impidiéndome salir. 

He imaginado que juntos recordábamos pedazos de cuando la vida era nuestra, de los dos, y nos reíamos. Pero en realidad, la única que recordaba era yo, que recordaba el doble, y no me reía, sino todo lo contrario.

Ahí sigo. Apagando a golpe de lágrimas fugaces un incendio que se reaviva cada rato.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contracorriente

Impuntualidad.

La canción más triste del mundo