Lo que cabe en una caja.

Nunca imaginarías todo lo que cabe en una caja. Caben sueños, aterrizajes en avión, "prométeme que nunca me vas a olvidar", quizás, conciertos, sorpresas, flores, mariposas, canciones, barcos insumergibles, viajes en tren, reencuentros, tinta negra, ojos verdes, planes, fuerza... Lágrimas; ni te imaginas la de lágrimas que caben, como si tu letra plasmada en un papel fuese un detonador y mis ojos fuesen dos bombas.

Tampoco imaginarías todo lo que no cabe en esa caja, todo lo que no he podido meter por no poder arrancarlo de su sitio. No cabe el amor, no caben las caricias ni los besos. No cabe todo lo que te echo de menos. Tampoco cabe el corazón ni caben todos los recuerdos que desordenan mi cabeza. No cabe el futuro.

Y, aunque sienta como si se me rompiera el alma en pedazos una vez más, elijo la caja más bonita para guardar los recuerdos más bonitos que tengo. 

A veces duermo y me despierto llorando. Cuando se tienen pesadillas sueles agradecer despertarte, pero yo he pensando "¿qué más me da, si la realidad no difiere demasiado de este sueño?". Y se me vuelven a cerrar los ojos, vuelvo a soñar y vuelvo a despertarme con lágrimas. Esta vez pienso "soñando así prefiero no despertarme jamás".


-Que nunca jamás en la vida se te olvide que eres lo más bonito que tengo. Aunque te canses y te vayas, también.

-¡No seas idiota! ¿Pero y esa tontería? Con lo que te quiero, princesa, cómo iba yo a irme.

Tú y yo. En algún momento. En algún lugar entre Zamora y Madrid.

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