Escombros de corazones.

¿Y ahora?
Se me desploma el castillo de naipes y me quedo enterrada entre los escombros. Me aferro al as de corazones, y no sé si lo que lo araña es un trébol, una pica o un diamante. Pero no es un arañazo de los que duele... es dulce y...
De todas formas, la boca todavía me sabe a sangre. Todavía creo fervientemente que lo único que puede cerrar las heridas que sangran es un pétalo de rosa, tu pétalo de rosa.
Y aún así, hay algo empeñado en arañarme el corazón y pintar su nombre.

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