¿París?
No hay silencios tan grandes como para guardar todas las palabras que se me han quedado colgadas en esa tercera comisura de los labios que hace tiempo que no aparece.
Los deseos se escapan en cada lágrima que se fuga y me mancha las mejillas de tristeza con sabor a sal... qué daño le hace esta sal a mi corazón, a veces parece que se le olvida latir.
El cielo azul tiene tan poco sentido como las promesas que se rompen rompiendo sueños, parece que el gris está mejor. No tiene sentido soñar ya, o tal vez soñar sea lo único que ahora valga la pena.
Todo lo prometido tiene tanto sentido como un pato con cabeza de cocodrilo. Ni tiene sentido ni hay sentidos, para qué quiero sentir nada ya.
Me iría lejos, quién sabe a dónde, si yo lo sé menos que nadie. Me iría a donde no se sueña, donde no se siente ni se tiene sentido. No hay ciudades del amor sin amor.
El amor... ya no sé qué será del amor. El amor nunca ha tenido sentido, sólo se siente muy fuerte; pone en marcha el corazón y las tres comisuras de mis labios.
¿París? ¿Por qué habría de querer ir yo a París? Ya no tendría sentido.
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