Por ti, poemas.

Ninguna distancia era demasiado grande, nunca nada era demasiado lejos y al abrazarte nunca estabas demasiado cerca. 

Por ti acaricié la paciencia, por ti la espera valió la pena.
Por ti canté y tú tocabas, por ti y tu piano blanco inglés.
Por ti la esperanza me miraba, por ti me brillaban los ojos.
Por ti la felicidad se escondía en tus manos, tu pelo, tus labios.

No existía el miedo, porque tú y yo podíamos con todo. Mi tranquilidad se mecía en las notas de tu voz.

Por ti no merecía la pena ser cobarde, por ti fui valiente.
Por ti ahora me he atrevido a escribir poemas.

Sin embargo sin ti he perdido todo el valor, y tengo mis versos, que son tuyos, escondidos para que nadie los lea. Son tuyos y míos, de nadie más.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contracorriente

Impuntualidad.

La canción más triste del mundo