Regret.

He buscado en mil lugares la fecha de caducidad de los remordimientos de conciencia. Y no tienen, aquí siguen. Las palabras que me callé, los lo siento que  nunca han salido de mis labios. He recorrido de memoria cada vez que soñé que, por fin, decía lo mucho que lo siento, liberaba ese enorme lastre de mi espalda y, después, me despertaba, igual de cobarde que siempre.

Nunca me decidí a ser tan valiente como yo misma creía, y ahora, pago de la misma forma. Creo que jamás me he sentido más bajo tierra, más ahogada, más desesperada, más hundida. Creo que jamás me he sentido menos.

Creo que jamás un dolor fue tan insoportable.

Lo siento, con cada trozo de mi corazón; lo siento con toda mi alma. Es un poco cobarde atreverme (más o menos) a lamentarlo ahora, cuando estoy en el mismo lugar y ni sé, ni quiero salir, pero lo siento de una forma que me araña por dentro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contracorriente

Impuntualidad.

La canción más triste del mundo