EEADMV, DV.

Primero me llamaste valiente, luego me pediste que no cambiara. Y después te fuiste y me volví una cobarde que teme incluso al paso del tiempo.

Me da pánico que llegue diciembre y no le acompañes. Me da miedo enfrentarme sola a tus rosas. Me da miedo llorar y que me vean. Tengo tan frías las mejillas que las lágrimas corren y ni las siento.

Lo último que me apetece es ser una cobarde, pero tampoco considero el olvido una opción de valientes. El valor está en escalar una montaña y no bordearla, el valor está en luchar y no abandonar, el valor está en dejar de secarte las lágrimas por tercera vez aún a riesgo de que alguien te vea.

Me da pavor quedarme sola y pensar, porque los errores y la culpabilidad me golpean de uno en uno y se me clavan como alfileres en el alma. Y los alfileres también me dan miedo, ya lo sabes. Supongo que las cosas son así, te das verdadera cuenta de las cosas en las que has fallado cuando no hay vuelta atrás. Cuando ya te he perdido.

Cada día me despierto y pido que el mundo me dé una oportunidad. O que al menos me la des tú. Que las cosas que antes me arrancaban sonrisas dejen de asustarme. Me siento como si naufragara en medio del océano, y todo a lo que intentase aferrarme se hundiera bajo mi peso. Me siento un cúmulo de equivocaciones con un castigo que me parece injusto. Demasiado dolor. Tanto, que no lo cura ni la música. Las canciones alegres me parecen absurdas y las tristes me desgarran más. 

Sabes cuánto me gustaba Madrid, y ahora sólo sé pedir "dame para olvidar un sitio menos gris".

Sin ti no quiero ni París. Y contigo... todo, como siempre. EEADMV, DV. Ya lo sabes. 

Comentarios

  1. Jolines, ¿te ha pasado algo últimamente? Es que estos dos últimos textos son tan angustiosos.
    Sea lo que sea, ten valor.
    Me gusta como escribes, transmites muy bien los sentimientos. Un beso!

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