Si pudiera soñar siempre.

A veces, ya lo sabes, no sé si queriéndolo o sin querer, vuelves sin volver. Te cuelas allí donde nada ni nadie puede salvarme de ti, y vuelvo a soñar contigo.

Escribo rápido porque el cielo está a punto de llorar, y no permite que mis ojos lluevan al mismo tiempo.

Algunas noches, vienes y me despeinas un poco. Me rozas el corazón, lo cambias todo de sitio. Abres cajas cerradas y escondidas en un armario, revuelves los rincones de mi vida y los desordenas. Llegas, me cortas la respiración, y te vas. Digo "y te vas" como si ahí acabara todo, como si luego yo no volviera a recordarlo más, como si pudiera volver a la normalidad con la misma velocidad que abro los ojos al despertarme.

Pero es que esta noche has venido, me has transformado en un jarrón de cristal y me has roto en pedazos. Me has prometido que ibas a venir a verme. Has sacudido mi corazón, has roto todos los esquemas con los que cuidadosamente estaba viviendo. Me has congelado la sangre, el aire que tenía en los pulmones ha dado marcha atrás. Voy a ir a verte. Y entonces me he despertado, y parecía que la vida se había vuelto de blanco y negro.

Al abrir los ojos me he tenido que convencer a mí misma de que sólo soñaba, y los cristales del jarrón se me han clavado uno a uno y muy despacio. Lo único que podía pedir era volver a dormirme, dormir siempre y seguir soñando. 

Soñar es la única forma de que me parezca bonito el mundo real.

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