Guilty.
No hay culpables, dicen. Esas cosas pasan, añaden. El amor no dura para siempre, mienten.
Madrid y yo, yo y Madrid. Cuánto desencanto, cada día me gusta menos y cada día me sobra más. No sé quién de los dos es más culpable, no tengo muy claro a cuál de los dos odio más. Pero sólo puedo huir de uno, y daría lo que fuera por hacerlo.
Necesito creer que hay algo o alguien que se merece sufrir, que se merece este vacío, que se olvidó de mirar por dónde caminaba y tropezó. Y volvió a tropezar. Al final sus propias piernas se cansaron de sostenerlo, cayó y se rompió.
Porque la otra opción es que el amor se desvaneciera, poco a poco, como el vaho en el espejo del baño, donde yo escribía nuestros nombres. Y al amor no le pasan esas cosas. Eso no sería amor.
Puede que por las noches el remordimiento me queme el corazón, pero mi amor no se evapora.
Comentarios
Publicar un comentario