Microcuento: Al vacío.
No hay puentes de regreso allá a dónde quería volver, un rayo los ha partido. Mira el precipicio y sólo se ve una caída infinita, únicamente se oye el estruendo del oleaje estrellándose contra rocas afiladas. Así suena la desesperación. Puede darse media vuelta o saltar, nadar, escalar y posiblemente morir. Antes de que le dé tiempo a pensar, ya siente el silbido del viento en sus oídos mientras cae.
Luego se despierta. Encima de su cama baila un cuadro con su nombre: Cobarde.
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