El fantasma de las promesas pasadas.

Pensaba ver fotos viejas y volver al presente sin rasguños. Sólo de recordar me tiemblan las manos tanto que duele. 

Ven, prométeme que es para siempre, haz que te pida prometerme patos con cabeza de cocodrilo y recuérdame que de nada sirve prometer cosas que nunca van a tener que cumplirse. Demuéstrame que ese híbrido que nos inventamos de verdad no tiene sentido, y si no cumple mi promesa. 

O no. Igual prefiero que no cumplas nada. ¿Te imaginas cuánto dolor?

Sigo abrazándote al dormir como quien se aferra a un clavo ardiendo. Y cuando peor me siento, cuando más tiemblo, más lloro, más me puede todo, eres siempre tú en quien pienso. Cuando la angustia me oprime el pecho y necesito liberarla, pero no quiero contárselo a nadie, en mi cabeza vienes tú y me preguntas qué pasa.

Cuánta rabia, cuánto desamor, cuánto me reprocho. Cuánta pérdida.


No sé ni cómo explicar que sólo puedo llorar,
que necesito la paz que se esconde en tus ojos,
que se anuncia en tu boca, que te da la razón.
Ven, cuéntame aquella historia de princesas y amores
que un día te conté yo.

La paz de tus ojos, La Oreja de Van Gogh.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Contracorriente

Impuntualidad.

La canción más triste del mundo