Microcuento: Crimen y cafeína.

A sorbos de café intentó matar los restos de aquel sueño, agonizantes ya por culpa del despertador. Aunque en el fondo sabía que no era un asesinato, sino un suicidio. Y aunque, más en el fondo del vaso donde se acumulaba el azúcar no disuelto, sabía que de poco le serviría eso a ella, experta en soñar despierta.

Quién sabe cómo de amargo tendría que estar el café para borrar la dulzura de esos besos y esos abrazos.

Basado en hechos reales.


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